Matrimonio Halal
La sexualidad se considera ligada al matrimonio y a la reproducción. Las relaciones pre y extra matrimoniales están socialmente sancionadas y persiste el culto a la virginidad femenina.
Dicha virginidad se vincula al honor y a la virtud no sólo de la mujer misma sino de toda la familia, la cual vigila la conservación de la virginidad de las jóvenes solteras hasta que contraigan matrimonio. En ese momento se ha de demostrar, incluso públicamente, que el himen de la recién casada estaba intacto.
Resulta revelador el resultado de la encuesta de la ONFP : un 94,4% de los jóvenes que participaron, fuesen del medio rural o urbano, rechazan el matrimonio con una mujer que no sea virgen.
Junto al culto a la virginidad femenina, existe el culto a la virilidad masculina. Ésta también se hace pública, en primer lugar, a través de la ceremonia que rodea la circuncisión. En ella, la familia y los invitados admirarán el miembro viril del pequeño y le repetirán que “ya es un hombre”.
En segundo lugar, el hombre deberá probar su virilidad en la noche de bodas, también de forma pública.
Por otra parte, las relaciones pre o extra matrimoniales masculinas son toleradas en mucha mayor medida que las femeninas.
Esto es así pese al principio del Islam por el que se sancionan tanto unas como otras : “un hombre puede hacer lo que quiera porque no hay manera de saberlo, en cambio las mujeres, no”. En el caso de las mujeres, entonces, el himen intacto sería la prueba de su “buen comportamiento” durante su vida de soltera.
De hecho, todavía hoy día en familias rurales y en algunas urbanas, se celebra la ceremonia de la Surya o “la camisa”. Ésta consiste en la muestra, tras la noche de bodas, del camisón o la sábana manchados de la sangre del himen roto para hacer públicas la virginidad de la mujer y la virilidad del hombre.
H. reveló en la entrevista: “mis dos hermanas mayores aceptaron “la camisa” tras su boda, pero yo no quise hacerla, no porque yo no fuese virgen sino porque es algo que sólo concierne a mi marido, no a los demás... si alguien se ha de sentir avergonzado porque yo no sea virgen es mi marido y si él lo acepta, lo acepta,....pero es algo personal...”
Existen además otros ritos en torno a la protección de la virginidad que todavía se practican, aunque sólo en el medio rural, como es el del Tasfih.
Hoy han aparecido otras prácticas que revelan la vigencia del mismo culto: la reconstrucción del himen.
En ciertas clínicas privadas, las mujeres tunecinas que han mantenido relaciones sexuales previas al matrimonio y que deciden ocultárselo a su futuro esposo por miedo al rechazo, pueden someterse a una operación rápida que les permitirá fingir de forma creíble durante la noche de bodas, por ejemplo, conoce el caso de una chica que antes de casarse piensa ir a reconstruirse el himen porque su familia es muy dura y “no tiene más remedio”.
Un segundo caso, lo constituyen prácticas sexuales que no incluyan la penetración vaginal, como el sexo anal u otras, para que la mujer pueda conservar su himen.
Ambos ejemplos resultan reveladores sobre la concepción de la virginidad. Ésta se basa en la existencia de un himen intacto, más que en la ausencia de práctica sexual por parte de la mujer. Lo importante es que exista un himen que romper por parte de la virilidad del hombre. Lo que se oculte detrás de las apariencias no es relevante.
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